Historia del cobre

El cobre, de símbolo Cu, es el elemento químico de número atómico 29. Se trata de un metal de transición de color rojizo y brillo metálico, maleable y dúctil, muy buen conductor de la electricidad y el calor y, posee gran resistencia a la corrosión atmosférica. Encabeza en la tabla periódica el grupo de los metales nobles, dentro del cual, junto con la plata y el oro, forma una familia. Tradicionalmente son conocidos también como metales de acuñación, pues desde la antigüedad se han utilizado para acuñar moneda.

El cobre se encuentra en estado nativo en la naturaleza que se obtiene por reducción de los compuestos minerales que lo contienen. Es un elemento muy familiar pero nada abundante pues sólo representa el 0,011% de los elementos químicos que forman los 40 kilómetros de corteza terrestre, la litosfera; con todo, ocupa el 25º lugar en orden de abundancia de los elementos químicos en esta capa.

El cobre provino de las profundidades de la Tierra hace millones de años, impulsado por los procesos geológicos que esculpieron nuestro planeta. Al llegar cerca de la superficie dio origen a diversos tipos de yacimientos. En su manifestación más evidente aparece en vetas con muy alto contenido de cobre, e incluso como cobre nativo o natural, una peculiaridad que permitió su descubrimiento por parte de sociedades primitivas cuando apenas se iniciaban en el conocimiento de los metales. Estos yacimientos son conocidos como ‘vetiformes’. Los depósitos de cobre en estado natural o de muy alta pureza abastecieron a la humanidad durante largo tiempo, y después de miles de años se agotaron.

El cobre nativo, primer metal usado por el hombre, era conocido por algunas de las más antiguas civilizaciones de las que se tiene noticia y ha sido utilizado desde hace al menos 10.000 años – en lo que actualmente es el norte de Iraq se encontró un colgante datado hacia 8.700 a.C.- aunque el descubrimiento accidental del metal bien pudo producirse varios milenios antes. Hacia el 5.000 a.C ya se realizaba la fusión y refinamiento del cobre a partir de óxidos como malaquita y azurita. Se han recuperado monedas, armas y utensilios domésticos sumerios de cobre y bronce de 3.000 a.C. así como, egipcios de la misma época, incluso tuberías de cobre.

Los egipcios también descubrieron que la adición de pequeñas cantidades de estaño facilitaba la fusión del metal y perfeccionaron los métodos de obtención del bronce; al observar además la perdurabilidad del material representaron el cobre con el Ankh, símbolo de la vida eterna.

En la antigua China se conoce el uso del cobre desde al menos 2.000 años antes de nuestra era y hacia 1.200 a.C. ya se fabricaban bronces de excelente calidad poniendo de manifiesto un dominio de la metalurgia del cobre sin parangón en occidente. En Europa el hombre de hielo encontrado en el tirol italiano en 1991 cuyos restos tenían una antigüedad de 5.300 años estaba acompañado de un hacha de cobre de una pureza del 99,7%.

Los fenicios importaron el cobre a Grecia, quienes no tardaron en explotar las minas de su territorio. Aunque por mucho tiempo fue Chipre el país del cobre por excelencia, hasta el punto de que los romanos llamaron al metal aes cyprium o simplemente cyprium y cuprum, de donde proviene su nombre. Pero no sólo el nombre tomó de aquella isla, ya que por la misma razón el cobre se representó con el mismo signo que Venus (la Afrodita griega) pues Chipre estaba consagrada a la diosa de la belleza y los espejos se fabricaban de este metal. El símbolo, espejo de Venus, modificación del Ankh egipcio, fue posteriormente adoptado por Carl Linné para simbolizar el género femenino.

Fue uno de los primeros metales en ser utilizado por el ser humano en la prehistoria. El cobre y su aleación con el estaño, el bronce, adquirieron tanta importancia que los historiadores han llamado Edad del Cobre y Edad del Bronce a dos periodos de la Antigüedad.[/caption]

El uso del bronce predominó de tal manera durante un periodo de la historia de la humanidad que terminó denominándose «Era del Bronce» a la que media entre el predominio de la piedra y el auge del hierro; la transición entre el periodo neolítico (final de la Edad de Piedra) y la edad del bronce se denomina periodo calcolítico (del griego Chalcos), límite que marca el paso de la Protohistoria a la Historia.

Es una fase intermedia entre la Edad Moderna de la Piedra o neolítico y la Edad del Bronce. Se reserva esta denominación para algunas culturas, que presentan rasgos claramente diferenciados, en el periodo entre el 2500 y el 1800 a.C.

La primera técnica metalúrgica conocida fue la del cobre. Debido a su escasa dureza se usó para hacer objetos de adorno. El cobre fue el primer metal que utilizó el ser humano y lo hizo hace aproximadamente 5000 años, a finales del Neolítico. Se han encontrado incluso objetos de cobre del año 8700 a. de C.

En la Península Ibérica el uso del cobre se generaliza hace 4000 años, coincidiendo con las construcciones megalíticas y la cultura del Vaso Campaniforme, la cual es exponente de estas culturas calcolíticas y se caracteriza por la decoración por zonas. El bronce es una aleación de cobre y estaño y, antes de usarse el bronce, se usó cobre. Esa época es a la que se llama calcolítico, esta edad sin embargo es poco aceptada ya que los primeros cobres eran, en general bronce natural, aunque se usa para diferenciar esta edad, en la que el bronce era fabricado artificialmente.

Después del neolítico viene la edad de los metales, que supone un cambio tecnológico consistente en la generalización de la metalurgia para construir los utensilios de trabajo.

Cronología
Inicio: La cronología de la edad de los metales es distinta según los lugares. El bronce comienza a generalizarse hacia el 5000 a.C. y en la Península Ibérica llega hacia el 4000 a.C.

La edad de los metales convive con los primeros pasos de la historia: así mientras en Mesopotamia y el Creciente Fértil ya había manifestaciones escritas, a Europa occidental estaban llegando las innovaciones neolíticas de la metalurgia: no debe olvidarse que la humanidad no ha pasado de una edad a otra en la misma época en todos los lugares, pues sus progresos no han seguido los mismos pasos en todas partes.

Final de la edad de los metales: cuando los pueblos pasan a la historia en el momento del principio de las Primeras Civilizaciones.

División: La edad de los metales se divide en tres momentos, el cobre que fue el primer metal que se empleó, el bronce y el hierro.

Aunque su uso perdió importancia relativa con el desarrollo de la siderurgia, el cobre y sus aleaciones siguieron siendo empleados para hacer objetos tan diversos como monedas, campanas y cañones. A partir del siglo XIX, concretamente de la invención del generador eléctrico en 1831 por Faraday, el cobre se convirtió de nuevo en un metal estratégico, al ser la materia prima principal de cables e instalaciones eléctricas.

En la actualidad la mayor parte del cobre disponible aparece disperso en grandes áreas, mezclado con material mineralizado y con roca estéril. Estos son los yacimientos porfíricos, que sólo pudieron ser explotados cuando se desarrollaron las habilidades metalúrgicas necesarias para separar y recuperar el metal.

Hay una gran cantidad de compuestos que contienen Cobre y que se clasifican en dos grupos: los minerales sulfurados y los minerales oxidados. El porcentaje de Cobre presente en estos minerales es conocido por los especialistas como ‘ley de Cobre’, y su valor es variable. En algunos yacimientos esa ley es de 1 a 1,8 por ciento, y con frecuencia resulta menor, así que la mayor parte del material explotado en las minas es desechado.

La producción de cobre se ha multiplicado y expandido en forma global, ampliando permanentemente sus usos, aleaciones y aplicaciones.

Hoy, el cobre es un elemento fundamental en la industria, las artes, la alimentación, la arquitectura, la vivienda y prácticamente en todas las ramas de las actividades humanas, que tienen en este metal un aliado fundamental para su subsistencia y su desarrollo a favor de una mejor calidad de vida.

Europa aprobó el Reglamento de Productos de la Construcción para garantizar las prestaciones de los productos de construcción y asegurar el cumplimiento de los requisitos básicos de las obras de construcción. Para ello dio instrucciones a todos los comités de normalización de CEN (Comité Europeo de Normalización) para que emitieran normas armonizadas o, en su defecto, se emitieran evaluaciones técnicas europeas, en base a las cuales los fabricantes elaboraran las declaraciones de prestaciones de cada producto y pudieran identificarse con el marcado CE.